24/12/08

Morgen


Nace una vez más con el astro que se desliza entre ondas de la nada… descubre su cuerpo, viene a despertarla.

Lucha la conciencia con parpados testarudos que se niegan a combatir la gravedad, y brotan de ellos dos esferas de miel que ahora miran… ha despertado.

Sonríe al instante que descubren sus sentidos el fresco olor de la mañana, y sus pies rozan una vez más la firmeza de la tierra que la cobija… Sonríe, aún cuando su corazón se ha dormido en el rocío.

Recorre la tibieza su garganta, un sorbo, el aroma inconfundible del café… se mezclan pensamientos que dan voz a sus entrañas, navegan para perderse en ella, transformarse en algo más…

Ha roto el capullo y vuelve a despegar… inicia su baile, crece como el resplandor, vuela… deja ver al mundo sus colores, con la espera de que nada rasgue hoy sus delicadas alas de luz.

Vaga con el viento para no perderse, y se pierde por ratos para no morir…

Muchos aseguran leer la historia tras sus ojos, otros se esfuerzan por ésta escribir, pero pocos conocen parte de su verdad… Muchos la conforman, mayorías la juzgan… pero pocos forjan diferencia, pocos… quedarán en su mirada.

Mujer que mira, mujer que escucha. Mujer que vive del arte y la fe. Mujer que huye mujer que entrega. Mujer que conoce, odia y besa… la traición. Mujer que ríe, llora y resiente… pero mujer que ama con todo su ser.

Mujer amante, mujer hermana, mujer amiga, mujer de piel… Pero más, más que simplemente, mujer.

Juega a impregnar huellas en la arena, mientras deja a las olas besarle los pies… se consume en la inmensidad del azul, respira la delicia de la libertad. Su cuerpo envidia el vuelo de la gaviota, su alma suspira un sueño de sirena…

Le apasiona el misterio de la noche, y con la luna suele conversar… a veces resiente la soledad, la ausencia del calor de otros brazos, la compañía de una conversación sin planear… el silencio la lleva a bordear la locura, pero la lluvia le ayuda a relajar la razón.

Se perdió en el teatro de un trovador barato, que escribió su muerte al final de la función, logró escapar antes de la última escena… pero una parte suya murió con él.

Muchos reclaman lo que aquel se robó, conformándose con el efímero sabor… de sus dulces horas... presta sus ojos sin entregar su mirada, regala caricias sin obsequiar su cuerpo, intercambia pensamientos sin desnudar su mente y dejará en sus besos el amargo sabor de las ansias…

Su corazón sangra frío por el eco de la mentira, y la flama verde del tiempo lo mantiene con vida…

Pequeño cuerpo con aires de grandeza, humilde ante la presencia de su Dios. No hay religión que paute sus actos, pero guarda respeto a la conciencia de su error. Atrapada en un cuerpo de humano… vive, erra y aprende, alguna vez se arrepiente… más no gasta vida en el inútil intento, de querer el pasado cambiar.

Sus pupilas se deleitan con la belleza de la creación, aunque a veces le queman la vista los retratos del dolor…

Sus manos juegan con pinceles, que dan a la realidad color… colores y manchas que alivian, ensucian y tiñen su dolor. Se droga inmersa en trazos, trazo del carbón sobre el papel… imprime líneas a su antojo, crea su propia realidad, su carrusel. Pinta, juega para no dejar morir a la niña que vive en su interior.

Escribe para no llorar, escribe cuando no puede gritar… se entrelazan las palabras, dando voz a otra mente inmortal, se une al tejido… la telaraña del escrito; letras que la llevan a volar…

Se alimenta de melodías para sentir. Un escalofrío recorre su cuerpo… el roce de las cuerdas de una vieja guitarra, vibra en su cuerpo el canto de un violín, le acaricia un instante las dulces notas de un piano… Una canción… las intensas vibraciones de la música arrastran a su memoria un pensamiento, regresa aquella sensación. Un recuerdo… “Sí, creo que aún sigues viva”.

Le roba minutos al día y trepa por las agujas del reloj… detiene el tic-tac con su dedo, se detiene el mundo a sus pies. Ella solo quiere flotar… Si la buscan la encontrarán durmiendo, en lo alto de una nube de algodón. Se va brincando mientras juega con el blanco, hasta poder al sol besar.

Y haciendo lo que más le gusta… flota libre sin pensar. Flota sin quererlo dejar, pero sabe que debe regresar. Se ha aferrado a la vida, carga un ancla en el corazón… regresa en busca de aquellas almas, que la suya han logrado tocar…

Regresa al ocaso, se esconde la mirada… pliega sus alas. Muere una vez más.